jueves, 3 de enero de 2013

Levántate.

Seguiste durmiendo horas y horas. Días y días. Te encantaba dormir. Ponías el despertador todos los días sólo por el placer de despertarte un momento y volver a acurrucarte en tu cama. Habían pasado varias primaveras ya cuando alguien te susurro gritando al oído: levántate. Abriste los ojos prácticamente fosilizados. Tras varios minutos que pudieron ser semanas conseguiste enfocar la vista. Quién allí estaba hizo que de poder pronunciar alguna palabra hubieras gritado. Se trataba de...
... tú mismo, pero del futuro, como más mayor y con una ropa rara de cojones. 
... un monstruo hecho con la pelusa que se crea en las habitaciones. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario