Te pusiste en pie de un salto. Rebosabas energía por los cuatro costados. Fuiste corriendo a la cocina golpeando las paredes al grito de "Bueeeeeeeenos días". Hiciste café y te bebiste tus cuatro tazas bien cargadas con las que siempre te ponías las pilas. A la última le echaste unas gotas de redbul. La mitad de la lata más bien. Necesitabas estar alerta porque ese día...
... ibas a llevar a cabo la venganza más terrible que el mundo haya visto.
... tocaba hacer limpieza general en el piso.
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